viernes, 30 de agosto de 2013

Primeros Días en Olomouc

Al día siguiente me levanté para ir al instituto y empezar a conocer un poco mejor dónde estaban las aulas, el departamento de español y al resto de profesores.

Ese día estaba por allí Eva, una compañera mallorquina que lleva ya seis años viviendo en República Checa, fuera del programa de Secciones Bilingües, y que se pasaba por nuestro departamento para hablar en español de vez en cuando y para echar una mano a los nuevos.

Ese día Vlastík nos enseñó un poco el funcionamiento tanto del programa como del instituto y nos explicó a grosso modo las horas que tendríamos que enseñar, las guardias que tendríamos que hacer, cómo poner las faltas de asistencia, dónde mirar las suplencias que tenías que hacer, los papeleos que tendríamos que hacer... También me dijo que al día siguiente tenía que examinar a un alumno que había quedado con las matemáticas pendientes para septiembre pero que no me preocupase porque el examen ya estaba hecho y sólo tenía que vigilar el examen por si el chico tenía alguna duda y después corregirlo... nada del otro mundo.


Y así se pasó la mañana hasta que llegó la hora de salir y nos llevó a comer con algunas compañeras más que hablaban español. Nos llevó a Antonio y a mí a un restaurante que se llama U Červeného Volka (El Toro Rojo, creo) a tomar unas cervezas mientras esperábamos a que llegasen Eva, Jolana y Veronika. Allí comimos menú del día, yo probé el gulash de cerdo y me encantó, y lo sorprendente fue cuando vimos el precio del menú: 90 CZK (menos de 4€) y otras 37 CZK (1,5€) por la cerveza... ¡sorprendente!

Al acabar nos volvimos en tranvía para casa a seguir ordenando las maletas y limpiando un poco para ir quitando trastos de delante. Después de un poco de recoger y limpiar nos fuimos Antonio y yo a buscar un supermercado por los alrededores para poder hacer la compra. Así encontramos que a cinco minutos andando desde casa había un centro comercial con un montón de tiendas grandes alrededor: tiendas de electrodomésticos, de muebles, de deporte, tiendecillas pequeñas de todo tipo y un par de supermercados grandes: el Terno y el Tesco. Estábamos al lado de una zona comercial y eso siempre viene bien para lo que se quiera comprar... además, también encontramos un pequeño supermercado de barrio a 100 metros de casa.



A pesar de estar al lado de casa nos fuimos en coche porque teníamos que cargar con todas las cosas con las que se empieza una vida nueva: azúcar, leche, aceite, vinagre, sal, galletas, carne, papel higiénico, servilletas, algún utensilio de cocina... bueno, y cosas de ese estilo, porque la cuenta del primer día de súper sí fue un poco abultada :)

El viernes me tuve que levantar un poco más temprano para ir a hacer el examen así que a las ocho y media ya estaba en el instituto. Llegó el chaval, que sacó un 2 según el sistema de calificación checo lo cual viene siendo como un notable en España (5 suspenso, 4 aprobado, 3 bien, 2 notable, 1 sobresaliente). Al acabar el examen tuve que firmar allí unos papeles diciendo que yo había sido el examinador y que había puesto la nota y después nos fuimos Antonio y yo con Vlastík a abrir una cuenta en un banco checo: Česká Spořitelna.


Después de abrir la cuenta en el banco nos fuimos a tomar una cerveza, como no, a un bar del centro y Vlastík nos invitó, no sin antes decirnos que eso de invitar no se llevaba en la República Checa y que lo normal era que cada uno pagase la parte que había consumido en el momento de pedirle la cuenta al camarero. Eso fue algo que Antonio y yo no entendimos demasiado bien porque la forma de hacerlo no era ni siquiera dividir la cuenta entre la gente que había estado en el bar, sino que cada uno tenía que pagar exactamente lo que había consumido y si quería dejarle o no propina al camarero pues ya era cosa de uno mismo. Por cierto, también nos explicó que en República Checa no se suele dejar propina al camarero y que si se la quieres dejar (las coronas que faltan para que la cuenta se redondee a un múltiplo de cinco o algo así) no se deja encima de la mesa sino que se la das al camarero en mano cuando te da tus vueltas. Y es que los camareros cuando te cobran se traen un "carterón" con un montón de monedas y billetes para darte el cambio en el momento de pagar.

Después de las cervezas nos fuimos a casa a descansar y es que yo quería dormir un poco antes de que dieran las seis de la tarde, hora en la que tendría que salir hacia Praga para recoger a Saraí que llegaba a las diez y media de la noche después de más de 24 horas entre vuelos y esperas en aeropuertos.


Ni que decir tiene que para evitar añadir a su viaje otras dos horas y media más reservé una noche de hotel en un lugar cercano al aeropuerto.

Pero esa historia ya quedará para la próxima entrada... Agora só me falta buscar algunha foto para darlle un pouco de cor a esta entrada.

Na próxima entrada máis...

PD: Despois de case quince días desque marchei de México xa tiña bastantes ganas de ver a Saraí, que para iso é a miña esposa...

2 comentarios:

  1. Cada vez más vivencias.
    Resulta interesante la forma de corregir que hay allá, recuerda a la de USA, pero en vez de con letras, con números, ¿no?.
    Oye, y a nivel de enseñanza hay cambios en la forma de enseñar?.
    Bueno, por lo que se lee no tardásteis demasiado en instalaros bien y a gusto, y ya con gente alrededor :P.
    Flipo con lo que vale la cerveza!!!!!!!

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  2. Sí, parecida a la de USA pero como es con números me armo líos porque para mí lo lógico es que el número más alto sea el de mejor nota y aquí resulta que es al revés: El uno es lo que más vale y el cinco es lo que menos.

    En una de estas entradas desgranaré los entresijos de la educación en este país porque hay algunas cosas que cambian y que son curiosas.

    Ya sabes que cualquier lugar se hace especial por las personas, como Corral en "nuestro momento", y de momento nos estamos encontrando con gente muy buena y con la que estamos muy contentos... El hecho de que todos los españoles del programa vivamos puerta con puerta (y que nos llevemos muy bien) hace gran parte del trabajo.

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