sábado, 1 de febrero de 2014

Hacia el Sureste Europeo I: Sofia (Bulgaria)

El jueves 30 de enero empezaron las vacaciones de mitad de curso, una semana para que los alumnos puedan ir a la montaña a esquiar sin preocuparse de volver a clases al día siguiente. Pero nuestra intención no era precisamente ir a esquiar sino a visitar algo más de Europa. Estuvimos mirando distancias durante mucho tiempo y estuvimos a punto de decidirnos por visitar Atenas (Grecia), pero trazando rutas vimos que por la misma cantidad de kilómetros podíamos llegar a Turquía. Así que pospusimos el plan griego para otra ocasión y empezamos a buscar información de visados, autopistas, monedas, hoteles, ciudades... hasta llegar a: Istanbul.


El jueves decidimos descansar para salir a primera hora del viernes. Así que, el viernes por la mañana encendimos el motor del coche con la firme intención de llegar a dormir a Sofia. Todo iba muy bien, comprando las pegatinas de la autopistas en Slovakia, en Hungría y en el paso de la frontera de Srbija (Serbia).


La primera lección fue en la frontera de Srbija en la que presentamos los pasaportes y después de un rato nos dijeron que pasásemos al frente y esperásemos en el coche: el problema, que no les habíamos dado el permiso de residencia de Saraí y se estaban volviendo locos porque no sabían que hacía una mexicana cruzando la frontera serbia sin ningún tipo de visado. Les dimos el NIE y nos dijeron que para la próxima vez les diésemos el NIE al principio y que, con esos documentos podíamos pasar por el puesto de 'EU citizens' en vez de por el de 'All Passports', que en general siempre lleva más tiempo por ahí.


El caso es que ya suponíamos que no darles el NIE podía retrasar un poco la entrada pero queríamos experimentar cómo puede entrar un mexicano si no es residente. Y lo cierto es que no nos quedó muy claro porque cuando nos pidieron 'la visa' les dimos el NIE y punto pero realmente un mexicano, al entrar por España, no necesita ninguna visa ni nada así que no sabemos muy bien qué ocurre si no eres residente.


El caso es que pasamos la frontera con un sol de justicia, el frío también era de justicia, y a unos diez km de la frontera empezamos a ver camiones parados en el arcén de la autopista. El problema estaba en que días antes había nevado y había tantísima nieve en los alrededores que el viento la arrastraba a la autopista y no había máquinas quitanieve suficientes como para dejarla limpia. Así que ahí nos ves a nosotros detrás de una caravana de coches circulando a unos 30 km/h, cuando no parados, durante cerca de dos horas. Llegando a Beograd desapareció la nieve como por arte de magia y ya pudimos seguir nuestro camino con unas dos horas de retraso.


Ningún problema en el frontera búlgara, que quizás mereciese una entrada a parte por la sensación de: aquí se acaba el mundo, que te invade cuando estás cruzando, y finalmente llegamos a Sofia (София) sobre las diez y media en vez de sobre las ocho y media - nueve que habíamos planeado inicialmente.


El hotel en Sofia era muy bueno así que descansamos muy a gusto y al día siguiente desayunamos más a gusto todavía. Y es que un buen desayuno después de un viaje tan largo se agradece de verdad.


En la recepción nos habían informado que había una empresa "Sofia Free Tours" que hacía tours gratuitos todos los días por Sofia y que, al final, si estabas contento, podías dejarle una propina a los guías. Así que en vez de hacer la ruta por nosotros mismos nos dejamos llevar por alguien que nos guiase y nos contase la historia de los lugares. Nos juntamos con el guía unas veinte personas y al final del tour, como el chaval francamente se lo merecía le dejamos, todos, algo de propina. Pero lo más sorprendente es que desde el principio nos dejó claro que ellos no iban a decir nada si les dejabas o no dinero y que todo el dinero que recaudasen se iba a volver a reinvertir en los propios tours. 


De Sofia decir que se nota que es la capital de un país pobre y que tiene muchísimas cosas en estado deplorable, incluso en la zona turística, y otras tantas en obras perpetuas. Estuvimos viendo varias iglesias, ortodoxas en su mayoría, y algunos edificios de la época comunista, nos explicaron la historia de la ciudad y de cómo el nombre de la ciudad fue cambiando a lo largo de los años (creo que nos dijeron que era una de las ciudades más antiguas de toda Europa) hasta que finalmente tomó el nombre de la iglesia Hagia Sofia (si mal no recuerdo católica) y cómo es diferente el nombre de Sofia con el de la diosa Sofía. Estuvimos viendo los cimientos de la ciudad antigua, las aguas termales que salen en medio de la ciudad, la Casa del Partido (comunista), la catedral Svetia-Nedelya, la iglesia Rotunda Sveti Georgi, el precioso teatro Iván Vazov, Иван Вазов, y, por supuesto, la enorme catedral de Alexander Nevski, la cual merece mucho la pena ver, eso sí, por fuera, porque por dentro está un poco descuidada.


A mí me encantó 'leer' todo con el alfabeto cirílico búlgaro (porque descubrimos que los alfabetos cirílicos serbio, ruso y búlgaro, no sé si hay más, comparten muchas letras pero no son, ni mucho menos, iguales) y descubrir, con ensayo-error, las equivalencias de las letras cirílicas con las latinas. Y es que, hasta donde alcancé a entender, las palabras se escriben con las mismas letras pero con los caracteres del propio alfabeto. 


Lo que sí es cierto es que, a la hora de buscar una calle en un mapa escrito en cirílico es un suplicio porque muchos de los caracteres no los tienes en el esquema mental y se hace complicado buscarlos. Pero, como todo, poco a poco se va haciendo más sencillo.

 

Después del tour (de dos horas y media), que discurre sin entrar en ningún edificio, nos fuimos a comer con unos chicos americanos que estaban visitando Sofia y que, curiosamente, trabajaban en Istanbul. Nos estuvieron contando que en Estambul requerían profesores que supiesen hablar inglés y español y ya empezamos a pensar que, al final de la aventura checa, a lo mejor merece la pena intentar ver si sale algo por allá... pero bueno, hasta allí quedarán unos añitos, espero.  Después de comer nos fuimos Saraí y yo a visitar el interior de alguna iglesia y a darnos una vuelta más tranquilos por la ciudad, que es muy pequeña y se recorre en un plis plas.


Por la noche cenamos en el hotel, a la mañana siguiente desayunamos y salimos temprano para Turquía.

A seguinte entrada xa será doutro país :)

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