miércoles, 5 de febrero de 2014

Hacia el Sureste Europeo IV: Istanbul (Turquía)

El último día en Estambul fue un poco más relajado con respecto a las visitas porque el cansancio ya estaba haciendo mella en las piernas y aún teníamos que guardar fuerzas para recorrer los 1700 kilómetros de vuelta.


Lo primero que hicimos ese día fue dirigirnos a Santa Sofía y maravillarnos con la amplitud y con la mezcla de toques católicos e islámicos del lugar. Para entrar a Santa Sofía hay que pagar entrada, la cual, después de estar dentro, incluso te parece muy barata. La parte que 'estropeaba' un poco el lugar es que estaban restaurando uno de los laterales de la basílica y tenían un mega andamio. Pero bueno, esas cosas hay que entenderlas porque para tener todo presentable hay que mantenerlas cada cierto tiempo.


El caso es que estuvimos un buen rato por allí dentro visitando la planta baja, la planta alta y los mosaicos dorados que hay por todas partes. Después nos fuimos a dar un paseo por los alrededores y nos fuimos a comer algo a un restaurante que estaba cerca de allí y que habíamos encontrado en TripAdvisor.


Por la tarde nos fuimos a la parte asiática de Estambul. Así que un par de horas antes de que se empezase a poner el sol nos montamos en un barco que nos cruzó hasta Üsküdar y desde allí empezamos a ir hacia el sur al lado del Bósforo, habíamos leído en algún sitio que en el muelle había una zona con alfombras para sentarse y tomar un té mientras se disfrutabas de las buenas vistas. Finalmente nos sentamos prácticamente enfrente de la torre Maiden, un faro que hay en medio del mar.

 

Lo cierto es que el lugar merecía la pena y las vistas de Istanbul mientras se iba haciendo de noche y se empezaban a iluminar esos gigantescos monumentos era digna de ser admirada. Como os imaginaréis sacamos un montón de fotos del momento y es que ya nos habíamos pertrechado con el trípode sabiendo que la noche nos iba a requerir dejar la cámara quieta.


Allí estuvimos un par de horas entretenidos con las vistas. Cuando nos dimos cuenta que ya empezábamos a tener frío (íbamos abrigados pero estar un par de horas parado al lado del mar es lo que tiene) hicimos el camino inverso para regresar a Europa. A la vuelta nos fijamos en la mezquita que está justo enfrente del embarcadero, ya la habíamos visto a la ida pero no nos había llamado demasiado la atención, y es que estaba estupendamente iluminada y era imposible no fijarse en ella.


Tomamos el ferry de vuelta y nos fuimos caminando al hotel y parando en alguna tienda de souvenirs para comprar algunos recuerdos, algo raro en nosotros porque nunca solemos comprar souvenirs.


Ese día cerramos el 'chiringuito' pronto y nos fuimos a descansar para estar frescos al día siguiente para los 1000 kilómetros hasta Beograd.

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